lunes, 29 de junio de 2009

Madroño

Familia Ericáceas
Esta es una especie que procede del continente europeo, concretamente de las regiones en que predomina el clima mediterráneo, en especial en aquellas zonas donde el ambiente no es demasiado frío y existe suficiente disponibilidad de agua.

El madroño no presenta más que una especie apta para el cultivo convencional, lo cual no quiere decir que esta situación desmerezca su considerable valor como planta ornamental, a partir de la cual es posible lograr cultivos en maceta estéticamente muy atractivos.
Destaca por numerosos aspectos de su morfología, desde su porte en forma de copa repleta de hojas ovaladas que se mantienen todo el año, hasta los matices que proporciona la floración y la fructificación. Sus flores blancas en forma de pequeña campanilla se agrupan en numerosos racimos colgantes, llenando de belleza cada una de sus ramas. Una vez fecundadas, al cabo de una temporada completa, se convierten en unos dulces y suculentos frutos redondeados no demasiado grandes, caracterizados por una intensa tonalidad anaranjada. Estos reciben el mismo nombre que el propio árbol y conviene señalar que, una vez maduros, además de contener azúcares, poseen cierta cantidad de alcohol en su composición.

MANTENIMIENTO VEGETATIVO
Precisa un lugar bien iluminado, soportando sin problemas la luz directa del sol, aunque siempre debe estar ubicado en ambientes húmedos y frescos. El riego ha de ser regular durante todo el año, y resulta preciso que durante el estío en regiones más secas no sufra la falta de agua, tanto en el suelo como en la parte aérea, por lo que se recomienda pulverizar agua a menudo.

En cuanto al tipo de suelo, el madroño no es demasiado exigente. Se adapta perfectamente tanto a substratos ácidos como básicos, siendo importante en ambos casos que retengan bien la humedad y posean una buena carga de nutrientes. El abonado resulta necesario mantenerlo durante todo el año, excepto en invierno, pues la aparición de flores y frutos coinciden en el tiempo, ya que estos últimos tardan en madurar un año completo. El cambio de maceta debe practicarse cada tres o cuatro años, pues se trata de una planta de crecimiento muy lento.

MANTENIMIENTO ESTÉTICO
La poda de ramas hay que realizarla al final del invierno, eliminando aquellas que perjudiquen el valor estético de la copa o presenten escasez de frutos y hojas. Para forzar la aparición de hojas de pequeño tamaño, es preciso pin-zar las de mayor envergadura en cualquier época del año, despuntando los brotes cuando se hayan formado las primeras hojas en la estación primaveral. La renovación foliar es continua, por lo que resulta indicado retirar las hojas envejecidas y deterioradas, limpiando a tiempo la superficie de cultivo para mantenerla en perfecto estado.Gracias al lento desarrollo que caracteriza a esta especie, el estilo se obtiene a partir de la poda, aunque mediante las diferentes técnicas de tensión es posible dirigir el crecimiento en determinadas circunstancias.

PLAGAS Y ENFERMEDADES
Sufre con frecuencia el ataque de los pulgones, que se agrupan formando colonias en la parte inferior del limbo de la hoja. Resulta importante descubrir su presencia lo antes posible, a fin de evitar que se extiendan demasiado. Mediante un insecticida apropiado se pueden erradicar con facilidad, aunque conviene apuntar que las dosis deben ser muy bajas, pues las hojas caen con facilidad.

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