domingo, 19 de julio de 2009

Cerezo

Fam. Rosáceas
Dentro del género Prunus sr, existen un buen número de especies frutales que destacan por el valor ornamental de su follaje y floración. las más valiosas son las que proceden del sudeste asiático, aunque en el continente europeo y en américa también se encuentran llamativas variedades aptas para el cultivo en maceta.

Suelen presentar unos troncos de crecimiento muy vertical, provistos de corteza lisa y singularmente surcada por grietas horizontales poco profundas, que contrastan con los tonos claros verdosos, grisáceos y rojizos del resto de superficie. La madera es muy flexible a causa de las resinas que contiene.

El follaje es caduco formado por hojas ovaladas o lanceoladas y finamente dentadas, en tonos que van desde el verde más claro hasta los granates más intensos y vistosos. En la época de floración, anterior al despunte de las yemas, las ramas se cubren por completo de numerosas flores formadas por cinco pétalos, teñidos de color blanco o más o menos rosados. Una vez fecundadas, aparecen frutos tan apreciados como las almendras, las cerezas o los albaricoques.

MANTENIMIENTO VEGETATIVO
Como la mayoría de los frutales, demandan considerables dosis de luminosidad y sol directo para que la floración y la fructificación sean duraderas y abundantes. Precisan ambientes cálidos en general, a pesar de que soportan sin problemas el rigor del invierno, siempre y cuando disfruten de una posición de cultivo orientada al sur, con una buena ventilación. El riego ha de ser escaso durante los inviernos fríos, aunque conviene proporcionar agua con regularidad en la época favorable del año, dejando que el substrato se seque antes de volver a regar. El suelo debe contener una buena proporción de materia orgánica, sin por ello impedir la eliminación del exceso de agua. Para ello, es recomendable emplear compost de origen vegetal mezclado con arcilla y un poco de arena. El suministro adicional de nutrientes se realiza durante los meses favorables, esperando a que haya concluido la floración y las raíces hayan alcanzado un mínimo desarrollo tras el trasplante. Este ha de realizarse cada año, procurando eliminar la tercera parte del cepellón de raíces que, a diferencia de la parte aérea, se desarrolla considerablemente. El momento ideal para llevarlo a cabo es en pleno invierno, adelantándose a finales de otoño en el caso de los almendros, a pesar de que tras la floración también es posible lograrlo sin problemas.

MANTENIMIENTO ESTÉTICO
La eliminación de las ramas más viejas y deterioradas ha de realizarse al final del otoño o principio de invierno tras la caída de las hojas, siendo importante adelantarlo a la movilización de la savia para evitar el deterioro innecesario del ejemplar. Esta labor debe contribuir a mantener la silueta de la copa, de modo que propicie el desarrollo en grosor de las ramas principales que proporcionan sus cualidades estéticas. Con esta medida, se favorece la proliferación de nuevos brotes repletos de vigor y, al tiempo, las ramas más jóvenes reciben toda la fuerza de los nutrientes aportados por las raíces, lo que se traduce en una floración intensa y llena de vida.

Con respecto al despunte de yemas, ha de practicarse tras la floración y de forma selectiva, eliminándolas cuando contribuyan a prolongar demasiado la longitud de las ramas principales. Conviene esperar a que se formen varias hojas y la copa adquiera un mínimo de frondosidad, pero sin dejar que el extremo llegue a transformar su delicada consistencia en leñosa. Es necesario tener cuidado para no perjudicar la fructificación, pues una vez caen los pétalos, los frutos comienzan a desarrollarse a partir de los tejidos femeninos de cada flor (pistilos).
Para evitar posibles daños causados por agentes patógenos, las labores de limpieza han de ser exhaustivas, eliminando todos los restos de hojas, pétalos y ramas que no estén sanas o se encuentren deterioradas y comiencen a desprenderse. Hay que vigilar la proliferación de pulgones y cochinillas, al igual que las irregularidades de cualquier tipo provocadas por hongos en los primeros estadios de desarrollo, ya que en las fases tem pranas de crecimiento de estos organis mos perjudiciales es cuando mejor pueden controlarse y erradicarse.

El mantenimiento estético y el cambio de dirección se logra sin problemas mediante la poda, ya que estas especies son de crecimiento lento, aún cuando por medio del alambrado y las técnicas de tensión y presión, también se obtienen buenos resultados, teniendo que incorporar el alambre, el torniquete o las cuerdas y separadores a partir de la floración y hasta que concluya el otoño. En cualquier caso, es necesario proteger la corteza y reajustar estos elementos cada cierto tiempo para evitar producir heridas, así como realizar un trabajo minucioso de instalación con el fin de no dañar las flores fecundadas ni los nuevos brotes.

PLAGAS Y ENFERMEDADES
Las orugas enrolla-doras de hojas provocan serios daños en el follaje si no se controlan en un primer momento, al igual que otros parásitos comunes en los jardines, como pueden ser cochinillas, araña roja y, los más perjudiciales, los escarabajos barrenillos y los pulgones, en estrecha relación con la presencia de hormigas. Para combatirlos es preciso recurrir al insecticida específico para cada caso, procurando solucionar el problema antes de que se convierta en una plaga.
En lo que concierne a las enfermedades provocadas por hongos, la abolladura es una de las más habituales, siendo preciso eliminar las hojas dañadas y pulverizar fungicidas sisté-micos para erradicarla. El oidio es otro de los males que sufren las hojas cuando las condiciones de cultivo no son las apropiadas; es decir, ambiente húmedo y sombrío. La roya, caracterizada por la aparición de pequeñas manchas pardo-oscuras en el limbo foliar, es difícil de erradicar si no se toman medidas preventivas antes del inicio de la temporada favorable.

ESPECIES CARACTERÍSTICAS
Prunus amygdalus. Almendro. Es originario de Asia pero está ampliamente difundido por las regiones templado-frías de todo el mundo, gracias al considerable valor nutritivo y culinario de sus frutos. Presenta unas hojas ovaladas de pequeño tamaño y margen dentado. La floración es muy abundante, cubriéndose todas las ramas durante el final del invierno y principio de primavera de un manto blanco. Los frutos poseen una cubierta leñosa.
Prunus cerasifera. Cerezo ornamental. Proviene del sudeste asiático, y destacan la enorme cantidad de variedades con que cuenta, caracterizadas por la abundante y hermosa floración, que brota en tonalidades rosadas, y por el color granate de las hojas. En cuanto a sus requerimientos, hay que señalar que soporta sin problemas situaciones sin demasiada disponibilidad de radiación solar.

Prunus mume. Albaricoquero. Esta especie es oriunda de la costa este de Asia. Resalta la suave y cálida tonalidad rosada o rojiza de sus flores, así como el color verdoso de la corteza. Las hojas son ovaladas con el margen dentado, y se desprenden de las ramas con la llegada del otoño, cambiando el tono verde por el amarillo. Se trata de una de las especies que menos soporta las bajas temperaturas invernales, lo que hace preciso mantenerla en cultivos de interior en determinadas circunstancias. Prefiere los suelos ligeramente calcáreos y admite el riego con agua de las mismas características.

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